¿Sueñan los androides con Ovejas Eléctricas? Philip K. Dick

-Se había preguntado, como casi todos en un momento u otro, por qué precisamente los androides se agitaban impotentes al afrontar el test de medida de la empatía.  Era obvio que la empatía sólo se encontraba en la comunidad humana, en tanto que se podía hallar cierto grado de inteligencia en todas las especies, hasta en los arácnidos. Probablemente la facultad empática exigía un instinto de grupo sin cortaprisas. A un organismo solitario, como una araña, de nada podía servirle. Incluso podía limitar su capacidad de supervivencia, al tornarla consciente del deseo de vivir de su presa. Y en ese caso, todos los animales de presa, incluso los mamíferos muy desarrollados, como los gatos, morirían de hambre.

En una ocasión había pensando que la empatía estaba reservada a los herbívoros o a los omnívoros capaces de prescindir de la carne. En última instancia, la empatía borraba las fronteras entre el cazador y la víctima, el vencedor y el derrotado. Como en el caso de la fusión con Mercer, todos ascendían juntos y una vez terminado el ciclo, juntos caían en el abismo del mundo-tumba. Curiosamente, esto parecía una especie de seguro biológico, aunque de doble filo. Si alguna criatura experimentaba alegría, la condición de todas las demás incluía un fragmento de alegría. Y si algún ser humano sufría, ningún otro podía eludir enteramente el dolor. De este modo, un animal gregario como el hombre podía adquirir un factor de supervivencia más elevado; un búho o una cobra sólo podían destruirse.

Evidentemente, el robot humanoide era un cazador solitario. A Rick le gustaba pensar así: su trabajo se tornaba más aceptable. Si retiraba –O sea, mataba- a un andrillo, no violaba la regla vital establecida por Mercer. Sólo matarás a los Asesinos, había dicho Mercer el año en que las cajas de empatía aparecieron en la Tierra.

Si cuando esté probando allí la escala Voigt-Kampff alguno de los humanos no logra pasar…

-Eso no puede ocurrir – replicó Rick.

Un día, hace unas semanas, hablé con Dave de eso. Él pensaba lo mismo. Yo había recibido un memorándum de la policía soviética, la WPO, que ha circulado en la Tierra y en las colonias.

Un grupo de psiquiatras de Leningrado pidió a la WPO que aplicara el método de perfil de la personalidad más moderno y preciso para determinar la presencia de un androide, o sea la escala de Voigt-Kampff, a un grupo cuidadosamente seleccionado de pacientes humanos, esquizoides y esquizofrénicos. Especialmente aquellos que revelan lo que se denomina un “achatamiento del afecto”. Seguramente habrá oído hablar de eso…

-Es lo que mide la escala, específicamente- dijo Rick.

-Entonces, sabe por qué están preocupados.

-El problema ha existido siempre. Desde que por primera vez encontramos androides que se hacían pasar por humanos. Usted conoce el consenso de la opinión policial por el artículo de Lurie Kampff, escrito hace ocho años: “El bloqueo de la asunción de roles en el esquizofrénico no deteriorado.”

“La tiranía de los objetos –pensó- Ella no sabe que existo. Como los androides, carece de la capacidad de apreciar la existencia de otro ser”

El televisor atronaba. Mientras descendía las grandes escaleras desiertas y cubiertas de polvo hacia el nivel inferior, John Isidore distinguía la voz familiar y burbujeante del Amigo Buster, que se dirigía eufórico a su audiencia de todo el sistema.


-Hola, hola, amigos. ¡Zip, Clip, zip! Es la hora de nuestro breve comentario sobre el tiempo de mañana. Primero la Costa Este de Estados Unidos. El satélite Mungoose comunica que la radiación aumentará hacia el mediodía y disminuirá luego, gradualmente.

PD: Imágenes tomadas de Deviantart el nombre de los autores salía anónimo, si alguien lo sabe, compártanlo!